pegadas romanas en Galicia

Rómulo e Remo

jueves, 25 de abril de 2013





JULIO CÉSAR

Militar y político cuya dictadura puso fin a la República en Roma (Roma, 100 - 44 a. C.). Procedente de una de las más antiguas familias del patriciado romano, los Julios, Cayo Julio César fue educado esmeradamente con maestros griegos.
 
Julio César pasó una juventud disipada, en la que empezó muy pronto a acercarse al partido político «popular», al cual le unía su relación familiar con Mario. Se ganó el apoyo de la plebe subvencionando fiestas y obras públicas. Y fue acrecentando su prestigio en los diferentes cargos que ocupó: cuestor (69), edil (65), gran pontífice (63), pretor (62) y propretor de la Hispania Ulterior (61-60). 

De regreso a Roma, Julio César consiguió un gran éxito político al reconciliar a los dos líderes rivales, Craso y Pompeyo, a los que unió consigo mismo mediante un acuerdo privado para repartirse el poder formando un triunvirato y así oponerse a los optimates que dominaban el Senado (60).

Busto de Julio César



Al año siguiente, César fue elegido cónsul (59); y las medidas que adoptó vinieron a acrecentar su popularidad: repartió lotes de tierra entre veteranos y parados, aumentó los controles sobre los gobernadores provinciales y dio publicidad a las discusiones del Senado. Pero la ambición política de César iba más allá y, buscando la base para obtener un poder personal absoluto, se hizo conceder por cinco años -del 58 al 51- el control de varias provincias (Galia Cisalpina, Narbonense e Iliria).

El triunvirato fue fortalecido por el Convenio de Luca (56), que aseguraba ventajas para cada uno de sus componentes; pero respondía a un equilibrio inestable, que habría de evolucionar hacia la concentración del poder en una sola mano. Craso murió durante una expedición contra los partos (53) y la rivalidad entre César y Pompeyo no encontró freno una vez muerta Julia, la hija de aquél casada con éste (54). 

Entretanto, César se había lanzado a la conquista del resto de las Galias, que no sólo completó, sino que aseguró lanzando dos expediciones a Britania y otras dos a Germania, cruzando el Rin. Con ello llegó a dominar un vasto territorio, que aportaba a Roma una obra comparable a la de Pompeyo en Oriente. 

El prestigio y el poder alcanzados por César preocuparon a Pompeyo, elegido cónsul único en Roma en medio de una situación de caos por las luchas entre mercenarios (52). Conminado por el Senado a licenciar sus tropas, César prefirió enfrentarse a Pompeyo, a quien el Senado había confiado la defensa de la República como última esperanza de salvaguardar el orden oligárquico tradicional.

Fotograma de Julio César (1953), de Mankiewicz



Tras pasar el río Rubicón -que marcaba el límite de su jurisdicción-, César inició una guerra civil de tres años (49-46) en la que resultó victorioso: conquistó primero Roma e Italia; luego invadió Hispania; y finalmente se dirigió a Oriente, en donde se había refugiado Pompeyo. Persiguiendo a éste, llegó a Egipto, en donde aprovechó para intervenir en una disputa sucesoria de la familia faraónica, tomando partido en favor de Cleopatra («Guerra Alejandrina», 48-47).

Asesinado Pompeyo en Egipto, César prosiguió la lucha contra sus partidarios. Primero hubo de vencer al rey del Ponto, Pharnaces, en la batalla de Zela (47), que definió con su famosa sentencia veni, vidi, vici («llegué, vi y vencí»); luego derrotó a los últimos pompeyistas que resistían en África (batalla de Tapso, 46) y a los propios hijos de Pompeyo en Hispania (batalla de Munda, cerca de Córdoba, 45). Vencedor en tan larga guerra civil, César acalló a los descontentos repartiendo dádivas y recompensas durante las celebraciones que organizó en Roma por la victoria.
 
Una vez dueño de la situación, César acumuló cargos y honores que fortalecieran su poder personal: cónsul por diez años, prefecto de las costumbres, jefe supremo del ejército, pontífice máximo (sumo sacerdote), dictador perpetuo y emperador con derecho de transmisión hereditaria, si bien rechazó la diadema real que le ofreció Marco Antonio. El Senado fue reducido a un mero consejo del príncipe. Estableció así una dictadura militar disimulada por la apariencia de acumulación de magistraturas civiles.

Julio César murió asesinado en una conjura dirigida por Casio y Bruto, que le impidió completar sus reformas; no obstante, dejó terminadas algunas, como el cambio del calendario (que se mantuvo hasta el siglo XVI), una nueva ley municipal que concedía mayor autonomía a las ciudades o el reasentamiento como agricultores de las masas italianas proletarizadas; todo apuntaba a transformar Roma de la ciudad-estado que había sido en cabeza de un imperio que abarcara la práctica totalidad del mundo conocido, al tiempo que se transformaba su vieja constitución oligárquica por una monarquía autoritaria de tintes populistas; dicha obra sería completada por su sobrino-nieto y sucesor, Octavio Augusto.

jueves, 11 de abril de 2013

Itinerario turístico, recorrido por Roma


VIAJE A ROMA 

.Duración del viaje: 5 días

 En Roma hay cientos d elugares para visitar:

 En primer lugar, para moverte por Roma te recomiendo el transporte público. Hay un ticket, llamado Metrebus, que sirve tanto para metro como para bus y se compra para viajar ilimitadamente durante un día, tres días o una semana. El primero cuesta 4 euros, el segundo 11 y el tercero, 16 euros.

 
  El primer día podrás visitar el Coliseo, el Palatino y el Foro Romano. La entrada para el Coliseo es válida también para el Palatino y el Foro Romano, que ahora pasó a ser pago, y cuesta 11 euros.

 
 El segundo día, el Campidoglio, el Museo Capitolini, donde está la loba romana y luego, yendo para el lado del río Tiber, seguir hasta Trastevere. 


 El tercer día, las Termas de Caracalla y a la Via Appia Antica. Allí están las catacumbas romanas. El ingreso a las catacumbas se hace exclusivamente con guías en diferentes idiomas (incluido el español), la entrada a cada catacumba cuesta 6 euros. Antes de ir  conviene averiguar si están abiertas, porque hay días de la semana que permanecen cerradas. La entrada a las Termas de Caracalla  también cuestan 6 euros y permite visitar, dentro de la semana, la tumba de Cecilia Metella y la Villa dei Quintili, otro sitio arqueológico.


 
 El cuarto día, Piazza Navona, Piazza della Rotonda -donde está el Pantheon-, Piazza di Spagna, Piazza del Popolo y la Villa Borghese. Allí visitaremos la Gallería Borghese, pero es obligatorio reservar ya sea por teléfono o por Internet.


 
 El último día, el Vaticano, y allí conoceremos la Basílica de San Pedro -donde está La Piedad-, los Museos Vaticanos y el Castel Sant' Angelo. La entrada a la basílica es gratuita, pero si queremos subir a la cúpula la entrada cuesta 5 euros, si subimos todo el recorrido a
pie, o 7 euros, si una parte la hacemos en ascensor. Son en total 551 escalones, y de la segunda forma te ahorrás unos 200. Al llegar a la cúpula podemos hacer unas fotos increíbles de la ciudad y de los jardines del Vaticano. El ingreso a los Museos Vaticanos -donde podrás ver la Capilla Sixtina- cuesta 14 euros. Pero atención, porque cierran los domingos salvo el último de cada mes, cuando la entrada es gratuita. De todas maneras, no te creemos que vayamos ese día porque hay unas filas impresionantes para entrar. La entrada al Castel Sant'Angelo cuesta 7 euros.


 Las imágenes de algunos monumentos que visitaremos: